Olas altas, aves marinas, manglares… silencio. La palabra Soconusco siempre me evocó verdor, riqueza y fertilidad…pródiga tierra del cacao codiciada por el mismísimo Miguel de Cervantes Saavedra, quien solicitó su gobernatura ante el emperador de España.
Una región de extraordinaria riqueza natural a la que pudimos acceder por caminos muy accesibles desde Tuxtla Gutiérrez. El recorrido para llegar me permitió observar, no solamente paisajes naturales de majestuosa belleza sino, también un paisaje cultural tan diverso y rico que me atrapó… así tal cual es Chiapas: Majestuosa...
Mi encuentro con la Cotorra
“No hay más pa llegar al Copal… sigan esta carretera”- nos dicen. ¿Cuál carretera?, pienso yo. Es un camino rural que parte de la SI carretera Coitia – Apicpac. Pos a seguir, nos dijimos. Y mientras levantábamos la tierra con el auto que rentamos nos encontramos con uno de los paisajes rocosos más hermosos que hayamos visto (y más hermosos de Chiapas, dicen) Las Rocas de mi tocaya… o sea Las Rocas de Santa Marta que fue asiento de los primeros grupos de cazadores y recolectores que habitaron el territorio chiapaneco.
El camino desde Ocozocoautla es realmente corto, en 25 minutos ya estábamos ahí; la Fosa de las Cotorras, debe su nombre, como la gran mayoría de fosas de nuestro país, a que en su interior habitan una gran cantidad de cotorras, en el fondo de la cavidad hay una pequeña selva que sirve de refugio a muchas otras aves; si eres observador te encontrarás en sus paredes con pinturas rupestres de manos y animales que pertenecen a la cultura zoque y que todavía hoy son un misterio, nadie supo explicarnos como fueron pintadas (digo yo, alas no tenían ¿verdad?). En el lugar hay guías expertos que te pueden llevar a hacer paseos perimetrales para explicarte a detalle estas pinturas, recuerda que siempre será mejor escuchar la historia de quien la conoce a la perfección por una cantidad mínima que solo ver y ni enterarte de los porqués.
El sol repuntaba… estaba a punto de amanecer; un canto desordenado comenzaba a subir de volumen, venia del fondo de la fosa, una mancha verdosa sube en un espiral en perfecta coordinación; tras unos minutos de expectación, están ahí, las cotorras salen con un canto a la vida, como avisándole al sol que es hora de dar calor. Un espectáculo realmente impresionante.
Te aclaro que no puedes bajar, a menos que tengas equipo especial de espeleología, pero hay un mirador que te da chance de tener una panorámica excelente de todo el barranco: la longitud aproximada es de 120 metros y tiene una profundidad de 80 a 100 metros… ahí no más.

Para pasear por este maravilloso espacio natural no existe restricción en cuanto al horario. Debes tomar en cuenta el clima de la región para que vayas prevenido con el equipo y la ropa adecuados.
Iniciamos la caminata; Don Chema (como opté por llamarle porque decirle Sr. José María Castellanos López me llevaría todo el día) nos muestra un nopal; un palo de piedra y un huitumbillo (que es una flor muy común en los altares zoques). Mientras caminábamos los colibríes sin reparo se acercaban a beber el néctar de las flores a nuestro alrededor. Un poco más adelante y un par de horas más caminando y Don Chema nos indica que no miremos hacia abajo, estos son el tipo de momentos en el que me convierte en una obediente niña; obedecí y busqué la raíz de algo para sostenerme y seguir. Miré hacia arriba… a unos 45 metros había gente que decidió no hacer la caminata perimetral… y en ese momento; a esa altura entendí por qué.
Unos metros adelante ya no era posible seguir sin sostenerte de algún tepehuaje y así seguí, arrastrándome casi entre las piedras y sostenida de bejucos .. más adelante se ve un mirador y Don Chema va y viene como si tuviera alas. Nos detenemos y el escándalo es impresionante pero hermoso; un grupo de cotorras intensamente verdes parecen ponerse al día. hasta ese momento ví que bien valía la pena el camino por estar ahi y ver este maravilloso espectáculo.
Seguimos el camino; mi cuerpo generaba adrenalina al 100%; Don Chema sigue y me indica que me sostenga de un ¿árbol?. “Tranquila, no se preocupe, el talismecate es un árbol fuerte, está bien agarrado, apoyé su pie y no voltee hacia abajo, ya vamos llegando al mirador de las pinturas rupestres, ahí va usted a tomar bonitas fotos”, decía Don Chema, acostumbrado a pasar por aquí unas 5 o 6 veces al día.
Por fin llegamos al mirador del que tanto hablaba el guía. En verdad la vista es impresionante..hacia abajo la distancia es, aún, de aproximadamente cien metros. Desde aquí podía ver las pinturas rupestres en las rocas casi todas de color rojo… No podía dejar de imaginarme cómo llegaban hasta esa altura sin equipo, sin seguridad, sin nada:
“Aquí puedes ver signos, círculos, semicírculos, cuadros, líneas. Es muy probable que hayan sido realizadas cuando la sima era menos profunda, aunque también se cree que los antepasados debieron realizarlas con métodos alpinísticos ancestrales, debiendo descender hasta donde estamos y luego escalar hacia arriba algunos metros para plasmar ahí el mensaje” me dice Don Chema respondiendo a mi pregunta mental.
¿Qué fuerza los impulsaba a pintar a estas alturas, arriesgando la vida, con obras en esos grados de dificultad?.. “No lo sé, quizá porque dicen que esta es una sima encantada, algunas pinturas son simples, hay varios tipos; dibujos circulares, espiraliformes y siluetas humanas. Allá se puede ver la figura de “El Emperador”, tiene un gran tocado, a su derecha está “El Danzante”, también están las del “Guerrero” o “Cazador”, que tiene un arma en la mano derecha y un escudo o el objeto de su caza, del mismo color y con el mismo estilo”.
Continuamos la caminata y Don Chema no para de hablar, me cuenta que las aves están aquí desde el mes de abril, llegan a este santuario con la primavera y les pondré textual lo que dijo… jamás lo olvidaré; “Aquí se enamoran, le cantan a la vida, revolotean, presumen su belleza y encuentran novio. Ellas practican la fidelidad con la pareja, a la que se entregan durante 8 meses”, relata, emocionado. Me cuenta todo el proceso que juntos hacen el nido y cuando están los huevos ambos lo cuidan, al nacer los polluelos les dan de comer en el pico “como dándose besitos”, dice. Me cuenta de las aves, de la fauna, del cuidado que le dan a la Sima. Dice que era propiedad de Don Bulmaro Morales que decían tenia 6 mil cabezas que desaparecieron misteriosamente el día de su muerte… Por eso hoy se dice que la sima lo tenía encantado y hay mucha gente cuenta que se lo ha encontrado, que han platicado con él, a pesar de que falleció ya hace varios años. Sencillamente su alma sigue rondando en la sima y no permite que nadie, absolutamente nadie caiga al precipicio… Es suyo.
Este lugar lo compraron los 18 integrantes de la Cooperativa Tzamanguimó que ahora han puesto a funcionar el Restaurante Cotorras donde pude, después de la exhausta caminata, degustar su delicioso caldo de gallina de rancho, costillitas, aprendí a hacer tamales de chipilín, deliciosa barbacoa y aguas frescas que fueron mi salvación. Don Bulmaro jamás imaginó que su barranco se convertiría en atractivo turístico, ni menos vio la construcción de preciosas cabañas; aquí podrás escoger recámara con nombre de ave: tortolita, golondrina, zanate, tecolote, chachalaca, urraca, tapacamino, torcasa, y solicitar una hamaca por si requieres romper con la rutina. Muy a pesar de todos nos depedimos de Don Chema, haciendo la firme promesa de volver; nuestro objetivo era claro: Llegar al Tacana
En La Sima de las Cotorras puedes quedarte varios días si así lo prefieres. Puedes practicar deportes de aventura como rappel, espeleísmo y caminata, el personal del lugar está perfectamente capacitado y cuentan con el equipo adecuado y las medidas de seguridad necesarias.
Y aquí mis tips para este paseo:
*Siguiendo la carretera Apicpac una desviación te llevará al pueblo alfarero de Ocuilapa y desde aquí puedes hacer una excursión a la cascada La Flor; que se encuentra en medio de un hermoso cafetal, al Parque La Laguna donde podrás observar la vegetación de la selva media de la montaña.
* El centro de la Sima de las Cotorras tiene un área para acampar; cabañas donde por 600 pesos entran 6 (o sea, 100 pesos cada uno; ve haciendo tus cuentas); el recorrido por el perímetro de la fosa te cuesta 35 pesos; si no llevas casa de campaña te la pueden rentar por 100 pesos; binoculares por 15 minutos, 10 pesos; si deseas llegar al fondo de la fosa en rappel te cuesta 600 pesos y la caminata hasta la mitad de la sima, 300 pesos.
* Recuerda que en estos lugares los costos por alimentación, hospedaje y servicios siempre se adecuan a las demandas del viajero, así que toma estas cantidades como referentes.
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Mi viaje a Chiapas me dejó con ganas de más… un estado mágico en el que a cada paso hay una gran sorpresa por descubrir.
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