El mochilero ilustrado..en la Gran Metropolí
En el D.F. confluye una mezcla impresionante de cultura, arquitectura y arte; y si hablamos de museos nosotros tenemos para dar y regalar… ¡sí, señor! Me decidí un sabadito darme a la tarea de recorrer algunos de los museos más representativos y comencé por el centro; clásico y lleno de museos increíbles y edificios fantásticos y una de mis zonas preferidas de mi ciudad… ahí te va mi mini guía:
Un lugar imperdible en el D.F. es Palacio Nacional: En este edificio podrás admirar los hermosos murales de Diego Rivera que pintó entre 1929 y 1951y que son, en la actualidad, uno de los legados más importantes de la plástica mexicana, en donde el artista realizó la síntesis más elocuente de la historia de México.
Alrededor del patio de Honor, se ubican las galerías de los presidentes e insurgentes, que sirven de antesala a los salones presidenciales. Aquí se observa mobiliario histórico y colecciones de objetos artísticos como candiles, candelabros y jarrones, entre otros. A raíz de las reformas efectuadas en la zona durante enero del año 2000, se acondicionó la parte anexa a la Capilla de la Emperatriz dando a todo el lugar, el nombre de Jardín Botánico, en honor de los botánicos del siglo XVIII que hicieron las maravillas de los paseantes. Realmente un lugar hermoso. Lo puedes visitar todos los días de 9 a 17 hrs.
Otro museo que vale la pena recorrer es el Museo de la Caricatura; un bello e histórico edificio colonial que alojara al Convento de Cristo, en él se exponen caricaturas de diversos temas y autores, trabajos representativos de la historia y evolución de la caricatura desde 1840, así como testimonios sobresalientes de los caricaturistas mexicanos más señalados. Toda la crítica humorística que se ha producido a lo largo de estos años, se puede apreciar en el único Museo de la Caricatura en el mundo y te aseguro que te divertirás con estos espléndidos trabajos. Lo puedes visitar de lunes a domingo de 10:00 a 18:00 hrs. Está ubicado en la calle de Donceles 99.
También en esta zona está el Museo Franz Meyer que es considerado uno de los más impresionantes del país. Es un museo de artes decorativas. La colección permite apreciar artes decorativas de distintas procedencias, materiales y estilos del siglo XVI al XIX. Platería, cerámica, mobiliario, textiles, escultura y pintura, también arte plumario, lacas, marfiles, carey, estampa, vidrio y esmaltes podrás admirar en este lugar. El edificio que actualmente ocupa el museo, es un lugar lleno de historia, por cuatro siglos funcionó como institución hospitalaria, y fue el primer hospital de América de la Orden de San Juan de Dios. El claustro, que por su belleza es uno de los atractivos del museo, sirve de marco para exposiciones temporales y a través de éste se accede a tres salas ambientadas de la época virreinal: un comedor, una estancia y una capilla. ¡¡Que son realmente hermosas!! Un lugar excepcional es el claustro alto donde se encuentra la biblioteca Don Rogerio Casas Alatriste H. abierta al público y en especial a investigadores. Cuenta con más de 14 mil volúmenes entre los que destacan libros antiguos y raros, documentos históricos y 800 ediciones de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. (¡¡Imaginen leer 800 veces El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha!!)
Antes de recorrer otras zonas no podía perderme El Museo de la Revolución Mexicana: es uno de los símbolos más representativos de la ciudad, y protagonista de una de las revoluciones más significativas del siglo XX de Latinoamérica: Claro orgullosamente la nuestra. Ahí conocimos a Rosa, una guía que lleva casi 30 años platicando y replaticando la historia del museo y lo que éste alberga. Ella nos dijo que la idea de crear un museo de la Revolución Mexicana inició hace 74 años para ser exactos, en el Departamento de Historia del Museo Nacional, que había iniciado la organización de una colección con el fin de establecer un Museo Histórico de la Revolución; diversos obstáculos, entre ellos la falta de recursos económicos, impidieron que el proyecto del museo se llevara a cabo y hasta 1986, se retomó esta idea para la creación del Museo Nacional de la Revolución y fue encabezado por la Dra. Eugenia Meyer. Custodia la colección 63 en la historia de México: objetos y testigos de 1857 a 1920, y desde que se abrió al público ha sufrido algunas modificaciones; hoy cuenta con siete salas de exposición permanente y una más para muestras temporales. Del gran número de objetos que pude observar, mi atención se centró en una edición facsimilar de la Constitución de 1917.
La disposición de sus salas es un verdadero y divertido recorrido por la historia; para el montaje (o la museografía, como dirían los expertos) se usaron toda clase de técnicas visuales, lo que hace mucho más interesante y atractivo este lugar: se montaron ambientaciones que recrean desde una estación de ferrocarril, hasta una casa de campesinos; desde una mina, hasta un campamento revolucionario. Lo más increíble de este lugar es que también es Mausoleo… ¡Y por decreto presidencial! El 4 de febrero de 1936 se emitió un decreto que otorgaba al monumento la función de recinto funerario. Así que aquí se encuentra los restos de Venustiano Carranza que fueron trasladados en 1942, Francisco I. Madero fueron traídos del Panteón Francés el 20 de noviembre de 1960; los de Plutarco Elías Calles, que estaban en el Panteón Civil de Dolores, fueron traídos nueve años más tarde; los de Lázaro Cárdenas, han permanecido ahí desde su fallecimiento el 19 de octubre de 1970, y los de Francisco Villa fueron trasladados desde el Panteón Civil de Hidalgo del Parral, Chihuahua en 1976. ¡¿Qué tal?!
Esto no es nada, la Ciudad de México es considerada como una de las ciudades con más museos del mundo. ¿Pretextos? no hay, lánzate el domingo y visita un museo (Te invito a que leas mi post sobre "Cómo visitar un museo y no morir en el intento" )
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